Es una discapacidad visual que limita el desarrollo, reinserción social, independencia y calidad de vida. Cuando la visión no mejora con el uso de anteojos, medicamentos o cirugía, las personas necesitan ayudas ópticas para obtener mayor independencia y mejor calidad de vida. La pérdida  de la visión no significa renunciar a sus actividades, sino ver las mejores alternativas que les podemos ofrecer.